¿Qué acaba de pasar?
La Cámara de Representantes de Estados Unidos votará sobre la radical Ley de Igualdad (en inglés). El proyecto de ley propone una enmienda a la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Vivienda Justa para “prohibir la discriminación” por motivos de identidad de género y orientación sexual.
Como señala la organización Alliance Defending Freedom (en inglés), esta legislación podría usarse para restringir la libertad religiosa de iglesias y organizaciones religiosas sin fines de lucro, incluyendo a las escuelas religiosas; dificultar la protección de la mujer en el atletismo, en el trabajo y en espacios privados como duchas y vestidores; e inhibir la capacidad de los estadounidenses para vivir de acuerdo con sus creencias.
La Cámara aprobó la Ley de Igualdad en el 2019, pero la ley no recibió votación en el Senado. Se espera que se apruebe nuevamente en la Cámara de Representantes y puede que se apruebe en el Senado, el cual está dividido a partes iguales entre los dos partidos dominantes. Quien está facultada para romper el empate es la vicepresidenta Kamala Harris.
¿Qué es la Ley de Igualdad?
La Ley de Igualdad haría enmiendas a dos leyes históricas de derechos civiles, la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Vivienda Justa, para cambiar la definición de “sexo”. En vez de referirse a hombres y mujeres biológicos, la palabra redefinida también incluiría la orientación sexual y la identidad de género para los propósitos de empleo, vivienda, instalaciones públicas, servir como jurado, educación y programas federales.
Según el proyecto de ley, “orientación sexual” significa homosexualidad, heterosexualidad o bisexualidad, e “identidad de género” significa identidad, apariencia, gestos u otras características relacionadas con el género de un individuo, independientemente del sexo del individuo al nacer.
El proyecto de ley dice explícitamente: “La Ley de Restauración de la Libertad Religiosa de 1993 (42 U.S.C. 2000bb et seq.) no proporcionará una base para una demanda o una defensa a una demanda de uno de los títulos cubiertos, ni proporcionará una base para impugnar la solicitud o ejecución de un título cubierto”.
¿Quién apoya la Ley de Igualdad?
El apoyo a la Ley de Igualdad está incluído dentro del lenguaje de la plataforma del Partido Demócrata: “Los demócratas siempre lucharán para acabar con la discriminación por motivos de raza, etnia, procedencia nacional, idioma, religión, género, edad, orientación sexual, identidad de género o discapacidad”. El presidente Joe Biden se ha comprometido a aprobar el proyecto de ley (en inglés) dentro de sus primeros 100 días en el cargo.
En la Cámara de Representantes, el proyecto de ley tiene 240 copatrocinadores (en inglés), incluyendo a todos los demócratas y a tres republicanos (Brian K. Fitzpatrick de Pennsylvania, John Katko de Nueva York y Jennifer Gonzalez-Colon de Puerto Rico). En el Senado, el proyecto de ley tiene 46 copatrocinadores (en inglés), incluyendo a 45 demócratas y a un republicano (Susan Collins de Maine).
Grandes corporaciones han respaldado (en inglés) el proyecto de ley, dentro de las cuales están: Amazon, Apple, AT&T, Coca-Cola, eBay, Facebook, Google, Johnson & Johnson, MasterCard, Microsoft, PepsiCo, Philip Morris International, UPS, United Airlines, Verizon y Wells Fargo.
¿Quién se opone a la Ley de Igualdad?
En el 2019, una coalición de 86 organizaciones religiosas sin fines de lucro, entidades religiosas e instituciones de educación superior envió una carta al Congreso oponiéndose a la Ley de Igualdad.
También se espera que casi todos los republicanos en el Senado de los Estados Unidos voten en contra del proyecto de ley. El senador demócrata Joe Manchin también se opuso al proyecto de ley en el 2019.
¿No decidió ya la Corte Suprema este tema el año pasado?
El año pasado, en el caso Bostock v. Clayton County, Georgia, se le pidió a la Corte Suprema que decidiera si la frase “por razón de… sexo” en el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 tenía la intención de proteger a los empleados de discriminación debido a su orientación sexual, así como si la palabra “sexo” significaba “identidad de género” e incluía a la persona “transgénero”.
El Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 es una ley federal que establece que: “será considerado una práctica de contratación ilegal para un empleador… discriminar a una persona en su compensación, términos contractuales, condiciones o privilegios de contratación basado en la raza, color, religión, sexo, u origen nacional de esa persona”.
En ninguna parte de la ley dice que “sexo” debe incluir la orientación sexual o la identidad de género. El Congreso también ha rechazado repetidamente cualquier ampliación del término para incluir la orientación sexual y la identidad de género en la Ley de Derechos Civiles. Pero el tribunal dictaminó que los empleadores que despiden a alguien por ser homosexual o transgénero violan el Título VII. La decisión fue favorecida con seis a favor y tres en contra, contando con los votos de los jueces Gorsuch y Roberts, los cuales se unieron a los cuatro jueces liberales. El juez Gorsuch redactó la opinión de la mayoría.
El Título VII solo cubre lugares de trabajo con quince empleados o más, lo que provee una exención para muchas empresas pequeñas. La Ley de Igualdad eliminaría esa protección.
Gorsuch señaló en la opinión de la mayoría que la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa de 1993 (RFRA por sus siglas en inglés) plantea la pregunta de la capacidad que tienen los empleadores de acogerse a excepciones religiosas en sus prácticas de contratación. “Debido a que RFRA opera como una especie de súper estatuto, que desplaza el funcionamiento normal de otras leyes federales, podría reemplazar los mandatos del Título VII en los casos apropiados”, escribió. “Sin embargo, cómo estas doctrinas que protegen la libertad religiosa interactúan con el Título VII son preguntas para casos futuros”.
La Ley de Igualdad resolvería ese problema a favor de los derechos LGBTQ sobre la libertad religiosa.
¿Por qué los cristianos deberían preocuparse por la Ley de Igualdad?
Tal y como escribió Andrew T. Walker (en inglés) en un artículo para TGC: “El proyecto de ley representa la amenaza más agresiva a la libertad religiosa jamás propuesta en Estados Unidos. Dado que toca áreas de educación, de servicio público, empleo y financiamiento federal, si se aprobara, sus efectos radicales sobre la libertad religiosa, la libertad de expresión y la libertad de conciencia serían históricos y también escalofriantes”.
“Prácticamente ningún área de la vida estadounidense saldría ilesa del alcance de la Ley de Igualdad”, agregó Walker. “No menos importantes serían los efectos a largo plazo de cómo la ley moldearía la imaginación moral de las generaciones futuras”.
Veinticuatro estados tienen leyes similares y las consecuencias para los residentes de esos estados han sido desastrosas, dice Monica Burke (en inglés), asistente de investigación en el Centro DeVos para la Religión y la Sociedad Civil de la Fundación Heritage. “Estas políticas no se utilizan para promover la igualdad”, dice Burke. “En cambio, se están utilizando como un arma contundente para prohibir los desacuerdos sobre el matrimonio y la sexualidad al castigar a los disidentes”.
Algunos de los ejemplos citados por Burke incluyen a un maestro en Virginia que fue despedido por no usar los pronombres masculinos preferidos de una estudiante y un profesor en Ohio que fue disciplinado por hacer lo mismo. Un refugio para personas sin hogar de mujeres abusadas en Alaska ha sido demandado por negarse a admitir a un varón biológico. En California, Illinois y Vermont se espera que los padres de acogida temporal proporcionen terapias de transición a los niños que experimenten disforia de género, a pesar de las objeciones médicas o morales de los padres.
La Ley de Igualdad podría convertir en ilegales las escuelas y clubes de un solo sexo. Crearía un mandato para el aborto, ya que los hospitales y las clínicas serían tratados como lugares de servicios públicos.
“Todo ser humano debe ser tratado con dignidad, pero colocar la orientación sexual y la identidad de género como clases protegidas en este tipo de legislación tendría consecuencias dañinas”, dijo Russell Moore (en inglés), presidente de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de los Bautistas del Sur y miembro del Consejo TGC en 2019.
“Esta legislación empeoraría la situación en este país”, agregó Moore, “tanto en términos de libertad religiosa como en términos de encontrar formas para que los estadounidenses que no están de acuerdo trabajen juntos por el bien común”.
Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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