Durante el mes de mayo, el grupo de #CoaliciónLee estuvo estudiando el libro Revolución sexual, escrito por Catherine Scheraldi y su esposo Miguel Núñez. Tuvimos la oportunidad de hacer algunas preguntas a los autores acerca de este recurso. También puedes escuchar una discusión del material en nuestro podcast.
1. En la introducción del libro, escriben “Esta revolución sexual ha comenzado a mostrar que ese hombre en vez de ser liberado de sus tabúes, está siendo cada vez más esclavo de sus placeres y sufre índices mayores de depresión, ansiedad, falta de propósito, crisis de identidad y suicidios”. ¿Cómo luce esta esclavizante revolución sexual en Latinoamérica? ¿De qué manera es similar y de qué manera es distinta a la revolución sexual de EE.UU. y otros países de primer mundo?
Miguel Núñez (MN): La revolución sexual en Estados Unidos y en Europa comparten características comunes con esta misma revolución en Latinoamérica, y al mismo tiempo pudiéramos establecer algunas diferencias. Entre las características comunes que pudiéramos citar se encuentran:
- Esta es una revolución promovida por una minoría élite que controla los medios de comunicación. Por tanto, esta es una revolución que se está produciendo de arriba hacia abajo a diferencia de otras revoluciones que se han dado y que fueron causadas de abajo hacia arriba.
- La lucha se enfoca en convencer a la sociedad de que el género es una construcción social o una imposición de la sociedad al individuo que necesita calificarse como hombre o mujer cuando en realidad el género es muy variado y depende de lo que cada cual sienta ser en un momento particular y variable de su vida.
- El avance de este movimiento ha sido logrado a través de una revolución del lenguaje. Los conceptos que la sociedad ha sostenido por miles de años —la sexualidad humana, el matrimonio, las relaciones íntimas dentro del marco del matrimonio, etc.— han sido redefinidos.
- La creación de nuevos derechos civiles y aún el intento de crear nuevos derechos humanos relativos a la homosexualidad y otras distorsiones de la sexualidad humana.
- El cambio de currículos escolares para forzar a toda la población a que eduque a sus hijos con esta nueva ideología de género.
- La introducción de nuevas leyes y su aprobación muchas veces a través de lobistas pagados por terceros.
- La aceptación de diferentes distorsiones sexuales como si fueran simplemente estilos de vida alternativos.
Las diferencias que vemos en América Latina estriban más en lo incipiente que este movimiento es en nuestra región, cuando comparamos el avance enorme que esta revolución ha tenido en otras naciones. Para citar solo un ejemplo, Alemania aprobó hace varios años atrás una ley que permite la no asignación del sexo al momento del nacimiento del niño. De esa misma manera, Inglaterra abrió una clínica para ayudar a niños a experimentar un cambio de sexo vía la aplicación de hormonas. Esa clínica acaba de cerrar sus servicios en este mes por considerarlos peligrosos en vista de que no existe una historia que garantice que estos niños no sufrirán grandes problemas en el futuro. Sin embargo, Latinoamérica mira las prácticas de estas naciones más avanzadas y comienza a prepararse en la misma dirección para aprobar leyes similares a las que hayan sido aprobadas en aquellas naciones. De manera que en mi opinión, la diferencia primaria estriba en el avance de la revolución sexual en Estados Unidos y Europa con relación a Latinoamérica.
2. Además de leyendo este libro, ¿cómo puede un pastor equiparse para responder a las ideas y consecuencias de la revolución sexual?
MN: Lamentablemente en nuestro idioma no existe una gran bibliografía sobre el tema. Puedo recomendarles estos libros en español:
- ¿Qué enseña la Biblia realmente acerca de la homosexualidad?, por Kevin De Young.
- Dios y el debate transgénero, por Andrew T. Walker.
En inglés sí existen más opciones que vale la pena revisar:
- Mere Sexuality: Rediscovering The Christian Vision of Sexuality, por Todd Wilson.
- The Global Sexual Revolution: Destruction of Freedom in the Name of Freedom, por Gabriele Kuby.
- What is Marriage?: Man and Woman: A Defense, por Sherif Girgis, Ryan T. Anderson, y Robert George.
- The Complete Christian Guide to Understanding Homosexuality, por Joe Dallas and Nancy Heche.
- Compassion Without Compromise: How the Gospel Frees Us to Love Our Gays Friends Without Losing the Truth, por Adam T. Barr y Ron Citlau.
- Sexual Morality in a Christless World, por Matthew Rueger.
- We Cannot Be Silent: Speaking Truth to a Culture Redefining Sex, Marriage, and the Very Meaning of Right and Wrong, por R. Albert Mohler Jr.
- Adam and Eve After the Pill: Paradoxes of the Sexual Revolution, por Mary Eberstadt.
- Eyes of Integrity: The Porn Pandemic and How It Affects You, por Craig Gross and Jason Harper.
- Love Thy Body: Answering Hard Questions About Life and Sexuality, por Nancy R. Pearcey.
- Passions of the Heart: Biblical Counsel for Stubborn Sexual Sins, por John D. Street.
- Sexual Detox: A Guide for Guys Who are Sick of Porn, por Tim Challies.
- Teaching your Children Healthy Sexuality: A Biblical Approach to Prepare Them for Life, por Jim Burns.
3. Catherine, ¿podría compartirnos un poco sobre su experiencia al desarrollar este libro? ¿Cuál fue el capítulo más difícil de escribir? ¿Por qué?
Catherine Scheraldi (CS): La experiencia fue algo divina de principio al fin. Mi intención original no era escribir un libro, sino preparar un material que me sirviera para una charla a las mujeres en la iglesia. La búsqueda comenzó cuando un día una de las jóvenes me pidió dar una charla sobre las mujeres y sus emociones. Como endocrinóloga pensé que sería muy fácil encontrar la información médica que pudiera explicar lo que vemos y el por qué de lo que el Señor escribió en la Biblia.
Honestamente no encontré nada y, meses después, mientras buscaba alguna información médica trabajando en el consultorio, me topé con un anuncio de un libro escrito por una psiquiatra llamada Louann Brizendine: “El cerebro femenino”. En ese momento pensé que ese era el libro que necesitaba para la conferencia y lo compré.
Efectivamente, ese libro me abrió las puertas a un mundo de información desconocida sobre estudios psiquiátricos, que literalmente prueban que la Biblia siempre ha tenido razón, obviamente sin que ellos se dieran cuenta: el hombre y la mujer fueron creados diferentes.
Estas diferencias son notables en los niveles hormonales de ambos sexos, en la forma de recibir educación, incluso en la manera en que los cerebros funcionan. Fue muy emocionante aprender sobre esta área nueva y al mismo tiempo poder confirmar la sabiduría del Señor. El Espíritu Santo nos capacita como cristianos a creer a la verdad bíblica, sin embargo, cuando conversamos con personas escépticas, que no creen en la Biblia, es útil conocer argumentos basados en principios que ellos aceptan como buenos y válidos y que nos permitan presentar las verdades bíblicas.
El mayor reto que me presentó el libro no fue algún capítulo en particular, sino el presentar la información de alto contenido técnico en una forma que las personas sin trasfondo médico pudieran entender y disfrutar sin diluir mucho el contenido científico. No era mi interés que el libro fuera un compendio de mis opiniones como cristiana, sino ¡que fuera el resultado de analizar una gran cantidad de estudios científicos hechos por profesionales no cristianos!
4. ¿Cómo animaría a un científico —quizá un médico o alguien en el área de la biología— a permanecer firme en la verdad con respecto a la sexualidad, a pesar de la fuerte presión social a negar lo que sabe es cierto?
CS: Creo que debemos evaluar la sexualidad usando el mismo criterio que utilizamos para evaluar otras áreas médicas: el método científico. Los investigadores hacen una teoría y entonces buscan la forma de probarla. Las emociones o lo que sentimos puede cambiar en el tiempo y por ende no puede ser probado por la ciencia. Sin embargo, el género no es una emoción sino un hecho y entonces no puede ser “fluido”.
Es imposible que hoy sea mujer porque así lo siento y mañana sea hombre por la misma razón. Es importante también que los profesionales se den cuenta que el mundo ha cambiado las definiciones sobre la sexualidad. Ya los cromosomas y el fenotipo (como la persona es externamente) no determinan la sexualidad, sino lo que uno siente. Ahora Facebook nos da 71 diferentes géneros con los cuales podemos identificarnos en nuestro perfil, mientras Quora identifica 112 géneros. Obviamente este número no tiene límites, porque está basado en la imaginación y no en lo que se puede definir biológicamente o en lo que es obvio a la vista.
Cuando evaluamos la “evolución” de la sexualidad, podemos observar que comenzó con la homosexualidad y nos topamos con científicos que trataron de probar que el cerebro de los homosexuales era diferente. Había un estudio hecho por un neurocientífico llamado Simon Le Vay, que encontró diferencias en el volumen de un área específica (el tercer núcleo intersticial del hipotálamo anterior) en homosexuales que habían muerto de SIDA. Utilizando el método científico para evaluar el estudio, utilizó una muestra muy pequeña, de solo 35 pacientes, 19 de los cuales fueron homosexuales y todos tenían una enfermedad que afecta el cerebro, el SIDA. Fue un buen comienzo, pero ahora tiene que ser repetidos para la confirmación. Hasta ahora, nadie ha sido capaz de repetirlo. Otro estudio hecho por un genetista, Dean Hamer con sus colegas, encontró una correlación entre un marcador (Xq28) en aquellos de orientación homosexual, y de nuevo nadie ha encontrado la misma conexión, aunque la han buscado.
Entonces, como no han encontrado evidencia científica de una anormalidad y tampoco ellos quisieran ser considerados como anormales sino como un estilo de vida alterna entonces, cambiaron la definición. Se han hecho muchos estudios sobre el tema, pero ninguno ha probado que hay una diferencia.
El príncipe de este mundo y quien dirige la cosmovisión mundana es Satanás y “la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho” (Gn. 3:1). Por eso Pablo nos enseña: “no ignoramos sus ardides” (2 Corintios 2:11).
5. ¿Podrían enviar un breve mensaje a los miembros de Coalición Lee, que durante mayo estuvieron leyendo el libro “Revolución sexual”?
CS: En apologética, sabemos que lo único que puede traer la salvación a una persona es si el Espíritu Santo regenera la mente y permite que la Palabra de Dios penetre. Toda la información en este libro es adicional y nunca salvará a nadie. Lo que este libro sí puede hacer es ser utilizado por Dios para hacer una grieta en la barrera del no creyente de forma que lo motive a buscar la información, aún si es para probar que estamos errados, y que el Señor pueda cambiarlo del escepticismo al conocimiento de la verdad.
Muchas personas se sienten intimidadas por los científicos porque son personas altamente orgullosas de su nivel de educación y hablan con denuedo, confiados en su inteligencia y seguros de tener siempre la razón. Nosotros somos quienes realmente tenemos la verdad, y con mansedumbre y amor podemos presentarles los estudios hechos en su propio mundo para demostrarles la verdad del evangelio.
MN: Gracias por el apoyo que han dado a la salida del libro Revolución sexual y por tomarse el tiempo de leerlo. Quizás al leer el libro, alguno de ustedes pueda reaccionar y sentir que estamos contra una corriente abrumadora contra la cual quizás tengamos poco chance de poder ganar la batalla. Sin embargo, yo quisiera animarlos porque al final de la historia, nuestro Dios tiene el control de cada revolución que se ha producido, de cada circunstancia y nos ha entregado una Palabra con un poder que nadie puede resistir.
Los animo a tener nuestra vista puesta en el Dios que controla los eventos de la historia y que, de hecho, escribe la historia. Confiemos en el trabajo que el Espíritu de Dios puede hacer por medio de la proclamación del evangelio, y oremos que nos mantengamos fieles hasta final, luchando en aras por la causa de Cristo y para la gloria de nuestro Dios.
Imagen: Unsplash
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